LA CRISIS QUE CAYÓ DEL CIELO O EL CASTIGO DIVINO
La Crisis. Nombre dado a la terrible situación económica que sufre occidente (1) es el nombre del terror. La sangre se hiela en las venas al oír nombrarla, como los antiguos fenicios al escuchar el nombre de Moloch o los católicos al oír nombrar a Satán. Tal es el sentido que se le quiere otorgar: un castigo divino; algo que ha llegado y que nadie sabe cómo ha sido. Los dioses se habrán enfadado con nosotros.
Sin embargo es ésta una situación que ha quedado fuera del control del capitalismo (o neo-liberalismo, como se dice ahora) y provocada por su propia avaricia, egoismo, ambición desmedida, bajeza moral, pleitesía al poderoso, el frentismo y la inutilidad de pensamiento y acción. No, no es una situación ajena a la acción humana y a los pecados señalados. Los dioses no tienen nada que ver, pero el capitalismo les hecha la culpa.
Evidentemente nunca lo dicen explícitamente, juegan con el lenguaje (de un modo que más tarde analizaremos en otro artículo) y jamás de los jamases nombran al verdadero culpable, que no es otro que el propio sistema decadente que perpetúan y en el que esperan eternizarse (2). Causa y efecto. Podrán ver las señales del fin del imperio, pero nunca será por su culpa. Si aquí no subyace un pensamiento mítico, que vengan y me corrijan. El capitalismo tiene muchos recursos y es elástico, puede amoldarse a las circunstancias con admirable resistencia (3).
Cuando tratan de explicar lo que ocurre empienzan diciendo: La Crisis tal o cual. Es decir, le dan rango de entidad propia, como si fuera o encarnara al dios de la decadencia, el precipicio o la bancarrota; como si hubiera surgido de un huevo monstruoso incubado por un ente demoníaco, enemigo del hombre y del Orden. Embajador del Caos. Y la gente cree lo que le cuentan. Esto forma parte del conformismo (o amnesia) social: los individuos comunes no suelen hacer ni decir lo que íntimamente creen que es correcto, sino lo que hacen o dicen los demás. Y cuantas más personas lo hagan, aunque sea falso e incluso perjudicial, con mayor facilidad se suman a la marea general. Está en nuestra condición el ser gregarios, ya que en la masa nos creemos protegidos (4).
Se cuidan mucho de auto culparse. Ellos NUNCA hacen nada, NUNCA tienen la culpa (y tal actitud esconde psicopatologías profundas, evidentemente). Ellos nos han traído la sociedad del bienestar y la libertad (5), el libre pensamiento (6) y han acabado con nuestros enemigos (7), así que bien pueden mangonear un poco por los favores concedidos. Aunque tras sus maniobras se descubra cuan frágil es el equilibrio de este sistema basado, precisamente, en el desequilibrio y la diferencia. Hay que ser verdaderamente ingenuo para confiar en las buenas intenciones de personas cuyo oficio es conquistar el poder y ejercerlo, por más que disfracen sus ambiciones con conceptos de servicio social y entrega a esa misma sociedad. Sociedad a la que no dudaran en culpar, nombrando la Mano Negra que le hace caer, porque él o ellos NUNCA son culpables de nada.
Pero éste sistema es sutil, ya se acabaron los tiempos del calabozo, la mordaza y la paliza o el paredón. Ya no es tiempo de lobos y padres putativos de la patria. Los modernos próceres prefieren dominar un objetivo más grande: la realidad. Y para ello no dudan en tergiversar, mentir y manipular. Y como nosotros somos animales de constumbres, al final nos acostumbramos al periódico de nuestro amo y a ser golpeados en el ocico. Eso sí, después nos darán nuestra ración y nosotros moveremos la cola. Un sistema tan corrupto como el que padecemos (8) y tan acostumbrado a su propia mentira no dudará en utilizar todos los medios a su alcance -y son muchos- para pervertir esa realidad, a la que han declarado la guerra. La realidad no es nada en sus manos.
Efectivamente los medios de comunicación son cómplices de tamaña barbaridad contra el hombre. Vemos y opinamos lo que ellos quieren que veamos y opinemos. Ni más ni menos. Incluso nuestro hombre más importante, nuestro rey campecho Don Juan Carlos I de España, en sus intervenciones habla de La Crisis en esos mismos términos abstractos. Evidentemente el ser rey no le ha otorgado mayor sagacidad o inteligencia.
Nuestros políticos, obviando una vez más, su labor de hombres al servicio de la sociedad, se entregan alocadamente al ejercicio del frentismo. Entendiendo que ésta es la nueva forma de hacer política ¿o es que siempre fue así?. Y se arrojan la culpabilidad de La Crisis como un insulto, como el gran pecado del otro. Son sabios en el arte de hablar con lengua infecciosa y pretenden trasmitir su virus en los pensamientos ajenos. Olvidan que son ellos y su mala praxis; sus contactos más que dudosos y su obligaciones para con la oligarquía y los empresarios podridos de millones (9) quienes han provocado esta situación y que una vez más seremos las clases más desfavorecidas quienes nos comamos lo peor de ella y la paguemos. De hecho, no sólo no reconocen su implicación y su culpa sino que aprovechan para exigir mayores recortes sociales (10). Terrible situación a nivel mundial (nuestro mundo, el occidental) que nos habla del nivel aterrador de la corrupción de las clases dirigentes. De todos modos esto no les preocupa demasiado y les consuela las elevadas expectativas de voto que recogen las encuestas publicadas. Tienen a la masa verdaderamente bien aleccionada y parece ser que a esta masa de votantes les importa poco la lealtad y el servicio social, la verdad, la mentira o los tejemanejes de sus elegidos. Diez millones de posibles votantes (según estimaciones y encuestas) dan alas a los políticos del Partido Popular para continuar con sus políticas. Personalmente creo que en este país tenemos por vecinos y familiares o amigos a diez millones de borregos, que posiblemente, aspiren a ser tan ladrones como los próceres de su partido. Tales son los ejemplos de virtud y moral. Y antes de que alguien me lo pregunté dire que no, no soy socialista.
Esto es una verdadera enfermedad del sistema. Sistema en el que nos revolcamos como un cerdo en la basura y que nos domina y al que servimos insensatamente. Sin embargo los líderes mundiales no dejarán que todo este entramado se caíga, les va la vida en ello, y la perpetuación de su régimen. Después nosotros sonreiremos bobaliconamente y les estaremos agradecidos. A pesar de no haber ganado nada, sino todo lo contrario.
(1) El resto de países siempre sufren una situación económica terrible. Sin comparación no existe diferencia, entonces no puede haber ricos o pobres.
(2) A este respecto añadiré una obviedad, y es que todos los regímenes -incluyendo aquí también a los democráticos- han tratado por todos los medios a su alcance (que son muchos) de deshacerse de sus enemigos, sean estos de carne y hueso o meros conceptos. Un ejemplo claro de lo que digo es lo ya señalado por el escritor J.G. Ballard al anunciar la desaparición de la clase media hoy explotada y convertida en un nuevo proletariado, con un sistema educacional secretamente diseñado para mantenerlos pasivos. Es decir, a través del filtro que supone el poder adquisitivo (a mayor poder adquisitivo mayor poder en general) las profesiones antaño exclusivas de la clase media, y respetadas por los ciudadanos, como la medicina, el magisterio, la investigación científica o la intelectual, han perdido importancia y significado para la sociedad. Y sobre todo la respetabilidad y el ascendente que no hace mucho tenían. Hoy en día a estos profesionales se les recompensa economicamente mal, como si no tuviera valor su labor. Cualquier gañán con un gran sueldo se cree mejor que ellos y aspira a que su hijo repita la jugada; no importa que se convierta en otro gañán, a condición de que tenga el bolsillo bien lleno.
(3) Este punto siempre me recuerda la rápida aceptación y fagocitación que hicieron del punk -supuesta rebeldía anti social- las multinacionales de la música. Muchas de ellas con claros intereses políticos conservadores, cuando no claramente represores.
(4) Como demuestra el hecho de tantas aberraciones cometidas en tiempo de guerra por personas, en apariencia, incapaces de tales actos y que incluso abominaron de la violencia.
(5) Libertad de comercio, se entiende.
(6) Libre, a condición de que éste sea el que se espera de una buena persona y se inscriba dentro de ese conformismo social.
(7) Enemigos que, en realidad, son los suyos.
(8) Según Transparency International, dedicados a la lucha contra la corrupción gubernamental, sufrimos una crisis de corrupción a nivel mundial donde no se ve un punto final al abuso de poder por parte de los funcionarios públicos. Nunca antes los niveles de corruptela habían sido tan altos.
(9) Quienes financian ilícitamente sus campañas, mientras que ellos se dedican a los chantajes, sobornos y comisiones ilegales con las que se enriquecerán.
(10) Como hace insistentemente la Patronal al exigir al Gobierno mayor libertad en los despidos; congelación de sueldos, etc... En realidad una jugada maestra del capitalismo, pues de este modo nos aprietan un poco más las tuercas y nos preparan psicológicamente para que no seamos capaces de alzar la voz y vivamos en el miedo de nuestra precariedad.