Me contaba mi amigo Power Pep, que estaba leyendo un libro muy interesante que versaba sobre el por qué la música nos gustaba o nos disgustaba, cómo actuaban los acordes en nuestro cerebro y en nuestros estímulos y el por qué nos provocaba unas sensaciones u otras.
En su momento me pareció curioso y aunque estuve tentado de comprarlo nunca lo hice-ni pienso hacerlo-. No porque no me fíe del criterio de mi amigo, sino porque no me sirve de nada el llenar la cabeza con razonamientos científicos sobre por qué me gusta una cosa u otra. Sinceramente, no me interesa saberlo. Me gusta o me disgusta y punto.
A pesar de todo esto, sí me produce curiosidad o inquietud el hecho ver cómo reacciono ante determinadas canciones o grupos. Me dan vida, me dan la vida. Desde su primer acorde me transportan, me evaden y me llevan a un mundo imaginario, probablemente el mundo real en el que me gustaría vivir. Hacen que estar aquí merezca la pena. Canciones que me sacan del aburrimiento, del tedio, de la rutina, canciones que hacen que pensar en la desidia del día a día carezca de trascendencia.
Son bandas con las que he ido creciendo en lo personal y en lo físico, que me acompañan en mi día a día y no consigo dejar de poner sus discos, básicamente porque no quiero.
Quizá una de esos grupos a los que más amo, más me mueven y conmueven sean Airbag, sí los de Málaga; con sus letras para algunos ñoñas y sus melodías para algunos también facilonas. A mí me llegan al alma, cada canción, cada acorde, cada nota me noquea y me deja paralizado...será porque soy un inmaduro o porque veo la vida de otra manera, vaya usted a saber...como os decía al principio ya no me importa lo más mínimo el por qué.
Son muchos años ya oyendo sus dicos, cantando en casa y sobre todo en el coche a todo volumen sus canciones, hasta el punto de que los conductores y peatones que pasan a mi lado, miran hacia mí pensando que estoy enajenado...me da igual. Me hacen feliz, y me llenan de gozo.
Este gozo últimamente se está tornando en tristeza e inquietud, por qué?, la vida va pasando y no sólo yo cumplo años, ellos también; van sentando sus cabezas y formalizando sus relaciones, incluso alguno de sus miembros ha tenido ya familia y todo esto señores, me hace pensar, me da en la nariz que es el principio del fin.
No os podéis hacer idea las lloreras que me pego últimamente cuando pongo sus discos, pensando que no podré volver a verlos en directo y no os podéis imaginar lo que me tiro de los pelos cada vez que pongo en el reproductor el dvd de su concierto de la sala Heineken y pienso que a pesar de haber sido el único invitado de ese día,(gracias Víctor y Airbag), decliné la oportunidad porque acaba de aterrizar en Madrid de un vuelo de dieciséis horas y estaba literalmente hablandoesperando el cohete a Marte...tonto de mí.
Sé que he hecho el cambio de cremas hace tiempo(de las hidratantes a las revitalizantes) y sé que ya no puedo estar cuatro días de pedo seguidos para acabar viendoles en la madrileña sala Siroco, pero eso me trae sin cuidado. Sigo oyendo sus discos y sintiendome indentificado con sus letras. Sencillamente, me fascinan y reconfortan.
Si quiero oir La Chica de Mel, ya no pincho la original de mis queridos Flechazos, y que me perdone Alejandro, pero como él mismo dice, la suya, la de Airbag, suena como la harían ahora sus autores y por eso la prefiero. No sé, es curioso pero para mí son un bálsamo.
De la misma manera que hay otras bandas, otros grupos que tienen letras y ritmos que me llevan a la estratosfera, por ejemplo la Huída de Los Catecismos; Airbag tienen un todo que me envuelve, su concepto de grupo-amigos-familia, hace que sea todo mucho más fácil de asimilar, su buena onda se contagia allá por donde van y suena y se convierte en algo imposible de esquivar, como un batazo directo a la cabeza, te coje por sorpresa y cuando te despiertas no sabes ni qué ha pasado, ni dónde estás.
Luis Beltza es fanático de Los Hormigones, lo entiendo aunque no los comprenda a ellos, lo entiendo porque a mí me ocurre algo parecido con los malagueños, son parte de mi banda sonora vital y muchas de sus canciones resumen al cien por cien momentos de mi vida. Está claro que son uno de los combos que me hubiera gustado formar.
No discutiré que hay bandas cuyos miembros son mejores músicos, o que hacen discos con más arreglos, o que son más maduros, desde luego que sí...pero a mi ellos, me ponen alto, lo siento pero me ponen alto y duro.
Por eso cuando pienso en que posiblemente no pueda volver a verlos, o tengan que pasar más de tres años o cuatro para que haya un disco nuevo, me exaspero y desespero y me revelo contra mí mismo. No quiero, me cuesta aceptarlo. Sin duda alguna va a ser una de las separaciones que peor voy a llevar y que más me va a doler, así que queridos Airbag, hacerlo lentamente, y así suavemente me iréis matando con vuestras canciones.
Siempre tuve la ilusión de ligar en un concierto de Airbag, sería genial, ahora este deseo se va esfumando porque evidentemente habrá muy pocos conciertos de Airbag más, bueno, quien sabe...la esperanza es lo último que se pierde.
Sirvan estas líneas de homenaje o más bien de súplica para que sigan creyendo en su proyecto para que no quede apartado y para que siga siendo una realidad, un presente y no un recuerdo de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Queridos Airbag, sois contingentes y necesarios, así que por favor os pido: no hagáis tonterías¡¡¡
Siempre Vuestro, Edgar Reina-Salud y anarquía.