Beltza Records - Keep on Rythm & Blues Style!
Soul Jazz R&B Reggae/SKA Dance Punk 60s 70s POP/Rock Metal Extras Latino Brasil
ver el carrito
BRAD DELP [MORE THAN A FEELING]
BRAD DELP [MORE THAN A FEELING]
2024-02-28 - 959 visitas - Tags: , , ,
AttributionNoncommercialShare Alike Some rights reserved. Uploaded on - 2024-02-28

Texto: Carlos G. De Marcos


Dibujo de Daniel Arévalo

Brad Delp, bigotudo cantante de los bigotudos Boston, se encerró en el dormitorio de su casa en Atkinson, New Hampshire (EEUU), la fría mañana del 9 de marzo de 2007. Todavía no había cumplido los 56 años. Antes había conectado una larga goma al tubo de escape de su coche aparcado en el garaje de la casa y la había hecho llegar hasta el cuarto de baño de la habitación, después encendió el equipo de música y puso un disco con su mega éxito More Than A Feeling, no sin antes haber arrancado el motor del vehículo. Entonces selló con toallas húmedas todas las posibles salidas del gas venenoso. El monóxido de carbono pronto llenó el cuarto de baño y los pulmones de Delp, quien se fue adormeciendo hasta perder la vida y liberarse de la depresión que le atenazaba desde hacía años. Cuando su mujer, Pamela Sullivan, lo encontró por la noche al regresar a casa, el coche había agotado la batería y la manguera conectada yacía en el suelo junto al vehículo. Fue suficiente para alarmarse y llamar a la policía. No era la primera vez que Delp intentaba acabar con su vida. Por si hubiera alguna duda sobre las intenciones de éste, en la puerta del garaje había una nota que decía: "Para quien encuentre esto, espero que me haya suicidado. El Plan B es asfixiarme en mi coche".

 

"Llevaba deprimido algún tiempo" dijo Pamela Sullivan a la policía en su primera declaración. Luego añadió que Brad no paraba de asegurar "sentirse emocionalmente derrumbado y asqueado de sí mismo".

Dentro de la casa, en una puerta en la parte superior de la escalera, la policía encontró una segunda nota dirigiéndolos al dormitorio principal. Cautelosamente subieron y entraron en la habitación. Allí, en la puerta, encontraron una tercera nota advirtiéndoles de la posible presencia de monóxido de carbono mortal. Fuera del cuarto de baño del dormitorio principal, un ligero olor a carbón quemado flotaba en el aire. La policía llamó a la puerta del baño. "¿Señor  Delp? Señor, ¿está usted dentro? ¿Está usted bien, señor?". No obtuvieron respuesta.

Después de un largo silencio, cargaron contra la puerta hasta derribarla. Al hacerlo, el olor a carbón se intensificó y humeantes columnas de humo gris azulado escaparon del cubículo. La policía esperó a que el humo disminuyera, luego entraron, cubriéndose la boca y alejando la niebla.

A medida que el humo desaparecía, la escena dentro del cuarto de baño lentamente se despejó. Lo primero que vieron fue dos parrillas de carbón  eléctricas entre los accesorios de baño. Las parrillas estaban rotas y expulsaban monóxido de carbono como el tubo de escape de un vehículo. En el suelo, junto a ellos, yacía el cuerpo de un hombre, Brad Delp, con la cabeza apoyada sobre una almohada. Una nota de papel, prendida con un alfiler en el cuello de su camisa, les decía lo que necesitaban saber: "Señor Brad Delp Jai una ame salitaire (sic), soy un alma solitaria".

Más tarde, una cinta roja a lo largo de la puerta del baño indicaba que había sido precintado por la policía.

Brad Delp estaba muerto: suicidio por intoxicación por monóxido de carbono, según el médico forense de New Hampshire. Tenía 55 años. En realidad, el intento de asfixiarse con el humo del coche no había funcionado, al quedarse este sin gasolina; entonces, el cantante recurrió a las parrillas de carbón para quitarse la vida.


La policía encontró más tarde cuatro cartas selladas en el hogar de Delp que fueron dirigidas a Pamela Sullivan, su esposa, en la que decía: "He tenido episodios de depresión y pensamientos suicidas desde que era un adolescente ... (Pamela) fue mi "rayo de sol" , pero a veces incluso un rayo de sol no sustituye a un buen psiquiatra"; los hijos de Delp; la madre de estos, Micki Delp, y otra pareja no identificada. El teniente William Baldwin dijo que la policía había dado las cartas a los miembros de la familia sin leerlas.

En realidad la identidad de esa "pareja no identificada" era bien conocida, se trataba de Todd Winmill, ingeniero de sonido de Boston, y su novia Meg, hermana de Pamela Sullivan. En la carta a la pareja, Brad Delp se disculpaba por enésima vez por un oscuro episodio sucedido días atrás: Meg, hermana pequeña de Pamela, llevaba una temporada viviendo con ella en la mansión del cantante de Massachusetts para ayudarla con las continuas depresiones de este, que hacían difícil la vida en pareja. Para empeorar las cosas, Brad Delp se había obsesionado sexualmente con su hermosa y joven cuñada. Al principio no era más que la ensoñación de un encuentro amoroso y continuas sesiones masturbatorias donde la cuñada era la protagonista. Luego comenzó a frecuentarla con intención de verla desnuda o en bikini o en cualquier situación que el cantante considerase digna de excitación. No hacía ningún daño más que a sí mismo. Después compró varías cámaras y las colocó en el cuarto de baño y en la habitación de Meg para espiarla y tener más material masturbatorio y con el que alimentar su obsesión. Meg Sullivan descubrió la cámara de su habitación y montó en cólera, abandonando la casa y volviendo con su novio Todd Winmill, a la sazón amigo de Delp.


Brad Delp le envió varios correos electrónicos de disculpa a Meg, en los que le decía "Me siento mal por esto, y con razón". Y añadía: "Quiero tratar de hacerte entender que me considero una persona decente que ha cometido un terrible error. Actué por algún impulso que todavía no es completamente comprensible para mí". Otro afirmaba que: "He tenido ataques de depresión y pensamientos suicidas desde que era un adolescente". Luego, a instancias de Todd Winmill, el cantante se disculpó personalmente ante Meg durante una media hora. Parece que Meg aceptó las disculpas de su cuñado. Asimismo Winmill exigió a Delp que confesará a su esposa Pamela el episodio ocurrido con Meg. Delp pidió tiempo para hacerlo pero no se atrevió a confesarlo sino por carta tras su suicidio.

Esta información fue revelada durante el juicio por difamación presentada por Tom Scholz, guitarrista de Boston, contra el Boston Herald, diario que en un artículo acusaba a este de ser el responsable de la depresión que motivó el suicidio de Delp, debido a la conflictiva relación que mantuvieron durante años. Tom Scholz respondió a esta acusación diciendo que la depresión de Delp fue debida a "un incidente muy desagradable y embarazoso", del que en un principio no quiso dar detalles.

Meg Sullivan, objeto del deseo de Delp, rechazó de plano las explicaciones de Scholz, quien apuntaba a un posible coqueteo de esta con el cantante que hubiera desatado su obsesión por ella: "En los años que siguieron a la muerte de Brad me ha parecido que Tom Scholz ha tratado desesperadamente de encontrar a alguien a quien culpar de la decisión de Brad de quitarse la vida. Muy al contrario de lo que el artículo indica, el miedo de Brad a las repercusiones del suceso entre nosotros no fue la razón por la que decidió terminar con su vida" declararía con el tiempo la cuñada de Brad Delp.

"Yo asumo la responsabilidad completa y única de mi situación actual. He perdido mi deseo de vivir ", dejó escrito en una cuarta nota encontrada por la policía, añadiendo sobre su prometida. "Afortunadamente ella es totalmente inconsciente de lo que he hecho."

Brad Delp fue incinerado el miércoles 14 de marzo de 2007.

En cierta ocasión, charlando con una conocida sobre las circunstancias de la muerte de Delp, esta puso especial énfasis en la acción voyerística del cantante con su cuñada Meg como objeto y cómo había violentado su intimidad. Dejó en segundo plano los motivos de las depresiones de Delp o su propio suicidio; de algún modo se "alegraba" de su autoimpuesto castigo por un crimen machista. Estaba aplicando sus propios valores morales y su militancia para "castigar", desde la opinión, a Brad Delp.

Las motivaciones últimas de la muerte por su propia mano no están claras. Todo parece indicar que, efectivamente, el episodio con Meg fue decisivo. Pero esta circunstancia le pertenece/pertenecía a Brad Delp. Quizás ni él mismo fuera capaz de ver o entender las razones que le empujaban a acabar con su propia vida. No debemos olvidar que sufría de continuos episodios depresivos.


La depresión debería ser considerada como una enfermedad social que fuerza al enfermo a lidiar con "la voz interior" en solitario. El psicólogo británico David Smail, al que podríamos relacionar con el movimiento antipsiquiátrico junto a R.D. Laing, Thomas Szasz o incluso los filósofos Michel Foucault y Gilles Deleuze, enfatiza la responsabilidad del poder y el interés en relación con la angustia y la depresión más cotidiana. Estos, el poder y el interés, son parte integral de la sociedad occidental, y, sugiere Smail, considerados fuera de los límites de las causas del desarrollo de la depresión por la mayoría de los psicoterapeutas, quienes están obligados a excluirlos, convirtiéndose en sus cómplices en la protección de sus propios intereses. David Smail también atacó las concepciones comunes de "felicidad" y "relaciones", señalando que estos son subproductos de la vida real y no deberían ser fines en sí mismos. Sugiere que participar en esfuerzos conjuntos reales es lo que parece hacer que las personas se olviden de sí mismas y se vuelvan verdaderamente felices, pero también tiene una visión desesperada de cómo la sociedad moderna hace que sea difícil ver cuál podría ser el punto real de estos esfuerzos para muchas personas.

El depresivo se convierte entonces en alguien con una tara que no ha sabido afrontar lo que se espera de él en el plano social; es casi un apestado. No es que sea cuestión de liberar de responsabilidades al propio individuo, no obstante uno debería ser capaz de entender las propias vicisitudes y donde se posiciona tanto en lo personal como en lo social (y la vida secreta, añadiría) y actuar en consecuencia más allá de lo que se supone que debemos representar. La sombra de la angustia y la depresión está acechando al doblar la esquina, al entrar en la boca del metro o al entablar una relación amorosa. El equilibrio es difícil y lo verdaderamente sorprendente es que no suframos mucho más de depresión y angustia debido a la extrema esquizofrenia colectiva en la que nos debatimos. A mucha gente que parece "interesante" lo que realmente les ocurre es que están deprimidos. El sentirse inútiles, inservibles, no aptos para esto o para lo otro, para recibir y dar amor, para relacionarse con los demás e incluso con uno mismo es una deficiencia vista como una falla en la química del cerebro, según la psiquiatría, y trata de remediarlo con medicamentos que en el mejor de los casos anulan la capacidad de reacción; el psicoanálisis y otras terapias afines buscan la solución indagando en las relaciones familiares, mientras que muchas de las terapias New Age lo intentan en la creencia de que las historias negativas pueden ser enteramente sustituidas por las historias positivas como por arte de magia. Nada de esto explica los por qué ni alivian o solucionan la cuestión.


La capacidad creativa se convierte para muchos en una segura caída en la angustia o la depresión al no ser capaces de repetir a voluntad los momentos cumbre de sus creaciones superiores o de más éxito. En sus estudios sobre la Facultad X, el escritor y filósofo británico Colin Wilson acuñó la expresión peak experience ("experiencia cumbre", en español) para referirse al momento en que un repentino sentimiento de bienestar y sensibilidad superior se apodera de la gente; entonces, todo, lo exterior y lo interior, toma otro significado, parece revelado a nuestra comprensión y las cosas parecen tener menos importancia o una importancia leve, volátil. Son los momentos en que un músico, por ejemplo, comprende que ha compuesto una canción maravillosa. Desgraciadamente, esas experiencias cumbre son escasas y nos dejamos dominar por la insoportable gravedad de aquello pesado, fangoso y oscuro que elegimos dotar de una importancia irreal, introduciéndonos en un bucle del que es difícil salir si uno no sabe cómo o qué le está sucediendo. La experiencia cumbre se puede trabajar, dice Wilson, y añade que la práctica lleva a otras experiencias cumbre, incrementándose la frecuencia o aparición en nuestra vida cotidiana.  La psique responde fácilmente a todas las indicaciones de integridad trascendental. Obviamente, Brad Delp no era del tipo de persona capacitada para trabajar en la práctica que lleva a otras experiencias cumbre y esa ausencia, solapada con otras circunstancias de su vida, le procuraron severos episodios depresivos que derivaron en su muerte a la temprana edad de 55 años.

"La señora Julia sabe que el niño Julián espía el baño de la señorita Julita. No es la primera vez. La señora Julia decide escarmentar el vicio del niño Julián y se saca la aguja del moño y la introduce en el ojo de la cerradura y le pincha el ojo al niño Julián. El niño Julián pierde el ojo. Su pasión por la señorita Julita no se enfría un ápice; luce el parche en su ojo con orgullo."

Con toda seguridad el episodio con su cuñada Meg, objeto de su deseo sexual, intensificaría la angustia de Brad Delp al introducir nuevas cuitas o zozobras en su delicado equilibrio psicológico, en continuo examen por sí mismo y el examen al que pensaría que estaba siendo sometido por aquellos que le rodeaban. El voyerismo, por una parte le proporcionaría placer pero inequívocamente sería un placer culpable que pondría en quiebra su moral y por ende su psique.

La imagen arquetípica del voyeur es la de un hombre espiando a través del ojo de la cerradura de la puerta el momento íntimo de la mujer objeto prohibido del deseo.

Ojo, cerradura, puerta.


El ojo se hace uno solo; transforma al hombre que mira en, por así decirlo, en ojáncano, en cíclope, un ser de un único ojo, la bestia que irrumpe secretamente en la intimidad de otro. Si dos ojos son la normalidad y tres la sobrehumanidad, poseer un solo ojo hace referencia a lo inferior y es símbolo, como ese cíclope, de las fuerzas destructoras del hombre en su aspecto primario o regresivo. Sin embargo, el ojo, en expresión de Plotino, "no podría ver el sol si no fuese en cierto modo él mismo un sol", foco de la luz y símbolo de la inteligencia y el espíritu. El acto de ver simboliza comprender.

El ojo es la llave en la cerradura que mantiene la puerta cerrada. Tras ella, aquello que se quiere desvelar. El ojo observa a través de esa cerradura y tiene acceso a la escena secreta que ansía profanar. Como en la instalación de Marcel Duchamp Étant Donnés, el ojo permite la penetración (en este caso visual) a lo que está al otro lado. La puerta, de algún modo, desaparece; "el umbral, el tránsito, también asociada a la idea de casa, hogar; psicoanalíticamente símbolo de lo femenino que, de otro lado, implica todo el significado del agujero, de lo que permite el paso y es, consecuentemente, contrario al muro" (Diccionario de símbolos, Juan Eduardo Cirlot). El voyeur es un transgresor. Los transgresores están dispuestos para ser juzgados por las leyes morales (y las ordinarias).

También arquetípica es la imagen del voyeur mirando a través del agujero practicado en la pared el baño de la dama. "Muro de las lamentaciones, muro que cierra el espacio y aísla del exterior, muro que "eleva sobre el nivel común", expresa la idea de impotencia, detención, resistencia, situación límite, símbolo de la madre, como la ciudad o la casa. Desde dentro del espacio que delimita el muro, es símbolo de protección y seguridad" (Diccionario de símbolos, Juan Eduardo Cirlot). El agujero practicado en él desarma esa protección y profana los secretos del interior, rasga el velo, revela. Quien practica el agujero, quien horada la pared, el muro, niega la impotencia, la detención, la resistencia, la situación límite. El voyeur es un stalker, un acechador y un oportunista. El voyeur, aunque todos admitamos, más o menos, poseer uno en nuestro interior, no es una figura simpática. Aún así, se supone que el género masculino posee una cierta intuición o "sexto sentido" para detectar situaciones potencialmente sensuales que alimentarán su excitación sexual, como un botón desabrochado en la camisa femenina, una falda ceñida u otras circunstancias asociadas a lo sensorial vía órgano de la visión que el receptor estime excitantes.


Brad Delp, que sepamos, no miraba a través del ojo de la cerradura ni practicaba agujeros para espiar el baño de Meg Sullivan. Delp utilizó cámaras de vídeo para introducirse en los momentos íntimos de su cuñada. El cantante no sólo observó sino que capturó el momento, los momentos: Meg desnudándose, entrando o saliendo de la ducha, durmiendo o incluso masturbándose o haciendo el amor con su pareja Todd Winmill, y pudo repetirlos a voluntad en la intimidad de su deseo. El protagonista de A serbian film (Srdjan Spasojevic, 2010) se masturba viendo fotografías familiares a priori anodinas o inocentes, transformándolas en artefactos pornográficos. Brad Delp captura e introduce a Meg en su dédalo mental a través de las imágenes grabadas por una cámara de vídeo, mutando él mismo en Minotauro y devorando a Meg/Ariadna en sus fantasías masturbatorias. Delp despersonaliza el acto de mirar adjudicándoselo a la cámara. No le exime de responsabilidad. Como no le eximió de responsabilidad a "Peeping" Tom (Tom el Mirón) el sastre voyeur que se atrevió a desobedecer el acuerdo de los vecinos de Coventry (Reino Unido) de permanecer en sus casas con las puertas y ventanas cerradas mientras Lady Godiva se paseaba desnuda, montada a caballo, como pago a la condición impuesta por su marido por el deseo de Lady Godiva de que este bajara los gravosos impuestos de sus conciudadanos.  "Peeping" Tom se atrevió a mirar el cuerpo desnudo de la mujer a través de un agujero en la persiana de su ventana y quedó ciego por ello.


Peeping Tom es el título en inglés para de película de Michael Powell de 1960 que conocemos como El Fotógrafo del Pánico, la historia de Mark Lewis, camarógrafo de un estudio de cine que también se gana unas libras extra fotografiando mujeres desnudas. Lewis es un solitario que siempre lleva su cámara bajo el brazo y se encierra en la oscuridad de su departamento para visionar el material que ha registrado. Su obsesión es capturar "el rostro de la muerte", ese gesto de horror absoluto del que sabe que está a punto de morir. La manía le viene de familia. De niño fue conejillo de Indias de su padre, un célebre psiquiatra, que a su vez estaba obsesionado con el sistema nervioso trastornado por el miedo. Su padre registró toda su infancia en películas caseras y lo sometía a pruebas como, por ejemplo, despertarlo en la mañana metiendo una lagartija en su cama, sólo para registrar su reacción. La obsesión de Lewis derivará en un frenesí asesino mientras filma a mujeres, apuntándolas con la cámara y después apuñalándolas con el cuchillo que surge de una pata del trípode.

Mark Lewis no parece interesado en el sexo ni parece obtener excitación sexual de los asesinatos que comete. Sus motivaciones son mucho más oscuras y no son reveladas. Su "desviación" permanece en el secreto. Como probablemente queden ocultas a los propios "desviados". ¿Qué ocurre en sus psiques?. El propio Norman Bates en Psicosis, película de Alfred Hitchcock de 1960 como Peeping Tom, no sabría qué le ocurría ni mucho menos expresarlo más que a través de su obsesión por el voyerismo al espiar la ducha de la fugitiva Marion Crane a través de un agujero en la pared, momento en que su personalidad se escinde (abre una abertura mental, siempre el agujero, o la herida, por donde se cuela el monstruo) y es sustituida por otra aberrante hecha de retazos o collage de su psique enferma y lo que se considera que es una posesión por la personalidad de la madre muerta.




Comentarios:

Añadir un comentario ver comentarios



(No sera mostrado)






Beltza Records. San Juan 9, 20003 Donostia EH Tel: 00 34 943 430669 - Contactar