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LA TELEVISIÓN ES NUTRITIVA
LA TELEVISIÓN ES NUTRITIVA
2024-03-15 - 840 visitas - Tags: , ,
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LA TELEVISIÓN ES NUTRITIVA : LO CÓMICO ES UN DRAMA

Texto de Carlos G. De Marcos

Una de las imágenes más inquietantes y sugerentes obras del arte contemporáneo es, en mi opinión, la instalación "TV Buddha" de Nam June Paik, una creación de 1974. El Buda y su propia imagen únicamente tránsmitible a través del artificio, el reflejo capturado por la imagen en la pantalla de televisión. La representación de la representación. ¿Qué piensa el Buda que es la representación de la idea ante su propia representación?


Las productoras de TV propietarias de títulos como "Big Bang" o "Modern Family" (y nombro estas dos para no eternizarnos en una sucesión sin fin de títulos con unas intenciones similares) venden estos productos como comedias. A nada que uno rasgue la membrana protectora de la atmósfera que recubre las escenas de ambas series -las risas enlatadas o las situaciones supuestamente humorísticas- se dará cuenta de que son en realidad verdaderos dramas. El drama que exhiben unos protagonistas, siempre en pos de un ideal de persona que se exhibe tras el escaparate social, político y económico y que no son ellos -siempre reflejados de manera grotesca en el burdo cristal del escaparate tras el cual sonríe la persona ideal que desearían ser- (reflejo doble ya que, no nos olvidemos, son papeles interpretados por actores y actrices supuestamente triunfadores sociales) Deseos de modos de ser y de actuar a los que parecen incapacitados de llegar y que producen una angustia que no son capaces de calmar más que en base del deseo aún mayor de señalarse con el palo de señalar por esa misma incapacidad. Una voz en el éter social les dice lo que han de ser: no sirve tener un matrimonio gay aceptado por tu círculo y supuestamente armónico si no pones en quiebra un pasado supuestamente infeliz y te estampas los sesos tratando de traspasar el muro del trauma supuestamente dejado por las burlas pasadas; parece ser que el trauma es tu verdadero objetivo, parece ser que las burlas han de dañarte y parece ser que todo tu target en la vida es ser víctima y creerte víctima. Ser latino o indio en tierra extraña te convierte igualmente en persona de segunda clase (o tercera, a no ser que tengas una anatomía deseable o pasta, claro) un invitado a casa que debe almorzar en el cuarto de baño; un hecho que debes aceptar en todo momento. Esto ocurre en “Modern Family”. Lo mismo si eres un nerd. En todo caso, has de recordar que tú (así, como concepto) no eres ni serás nunca el ideal expuesto en el escaparate, el ser moldeable, bello/a, atlético/a, sano/a, comprometido/a, ecológico/a, sostenible, correcto/a, correcto/a políticamente pero rebelde, flexible, solidario/a, siempre atento/a, trabajador/a, buen/a amante, a la última, triunfador/a... Avergüénzate de lo que eres, deja que otros te avergüencen. Eres la necesaria comparación para que otros alivien su propia condición vergonzante. Eres la necesaria exhibición de defectos que difícilmente podría exhibir el modelo perfecto. Eres la tara y debes abochornarte de ti mismo. Cumplir tu función y abochornarte. Serás aceptado siempre a condición de que cumplas tu papel. Si eres un brillante científico, tipo Leonard (de “Big Bang”), desearás ser un tipo más alto, más guapo, el que se lleva a las chicas. Si lo eres al estilo de Howard y encuentras pareja, entonces dejarás que ella te recuerde que no sabe por qué está contigo y te desprecie (ni que decir tiene que si fuera Howard quien despreciara a Bernadette del modo en que lo hace ella con su marido, recordándole continuamente que es mejor que él, que gana más, que tiene suerte por estar con ella y dejarle respirar su mismo aire , etcétera, la serie hubiera sido cancelada y acusada de machista. En cierto modo, Penny lo hace con Leonard, pero como ella misma se siente avergonzada de su escasa cultura, la cosa se iguala en cierto modo) 


Big Bang Theory

Una serie como “Mom” me produce escalofríos y me encoge el corazón. No soy capaz de observar en ella más que frustración y la frustración como medio de vida. Más allá de que la serie hable del alcoholismo, de lo que de verdad habla es del estigma y la condición vergonzante de la que hablaba más arriba. Como si fuera imposible escapar a una condición previa, el descenso a un cierto infierno (como el del alcoholismo) muchas veces provocado por la inadaptación al modelo de conducta o vida que se nos señala como ideal y que como vía única de redención nos ofrece la confesión de nuestros pecados en reuniones de extraños cuya redención está en repetir el ritual hasta que deja de tener sentido o pasar a ser el sentido único de la vida.

En ambas series se habitan los necesarios escenarios de las tragedias. Si en la griega uno de los escenarios recurrentes era el desierto donde encontrarse con la Esfinge y ser interrogado por ella o en la shakespereana el castillo o el palacio, aquí es la casa, donde igualmente se interrogan por su condición y parece que llegan a darse respuestas, pero esas respuestas no hacen más que reafirmar su condición de bufones trágicos. Sus promesas de cambio los hunden más en el fango a lo largo del camino del ideal estadounidense -occidental- del ser.

Hay una especie de obsesión por "estar alegres". Ni siquiera se trata de esa búsqueda nueva era tan empalagosa de la felicidad. Se trata más bien de la búsqueda de un estado que permita al individuo seguir reaccionando a los estímulos de la manera adecuada, con una actitud positiva que oculte en lo posible la ansiedad que provoca nuestro modo de vida. La pantalla de televisión es el necesario círculo mágico desde donde observar aquello que ocurre al otro lado, el mundo ideal. El aburrimiento está a la vuelta de la esquina, de hecho nos envuelve como una placenta y nos fuerza (hay que tener cuidado de no caer en las garras del dolce far niente; la pereza, la inacción son inaceptables, no adecuadas y quizás, en última instancia, revolucionarias por contravenir el dictado de la producción y de nosotros mismos como productores y consumidores). Las relaciones familiares son aburridas e incluso apenas ocultan roles de dominación y psicopatologías. Las relaciones sociales suelen ser forzadas y conllevan renuncia y aceptación de roles preconcebidos. El trabajo engendra aburrimiento y frustración. El consumismo promete la adquisición de brillantes porciones de Edén pero en realidad sólo otorga sucedáneos que a duras penas sirven de placebo. Trabajé durante siete años en un centro comercial y nunca dejó de asombrarme la ausencia de sonrisas en los rostros de los consumidores. Se nos fuerza a una frenética actividad, quedarse parado es la muerte. La única opción es el movimiento, como los tiburones, aunque ese movimiento sea en círculos, como el burro atado a la noria. Puro gasto entrópico y suspensión de progresión, falta de sensación de libertad de espacio y de acción. Tiempo suspendido. No lugar para la contemplación. El deprimido es un apestado social, cuando en realidad su enfermedad es social. Curiosamente las salas de escape se convierten en un fenómeno del entretenimiento a tanto la sensación equivoca de ser capaz de encontrar una vía de escape. Una vía de escape siempre pactada y establecida de antemano. Siempre una única vía, una puerta.

"Cómo la gozo", "Vamos a gozarla" son expresiones que celebran el implacable bombardeo de estímulos. "Clubes de la comedia", crítica política y social elaborada por bufones con vitola de pensadores. Renunciamos sin pudor a nuestra creatividad y a luchar por los espacios para pensar. La televisión lo hace por ti, y te enseña de qué has de reírte.


La Luci "Operación Camarón"

Nada en la programación de las cadenas de televisión es casual. Y no es necesario que exista una mano detrás de todo ello. En el nombre del entretenimiento -y aún peor, de la cultura- (Telecinco colabora con “la cultura europea” produciendo una comedia ridícula como “Operación Camarón”. El nivel medio de las comedias españolas de los últimos años es ridículo. Personalmente, lo único que consiguen de mí es una mueca de espanto. El viejo Jorge de Burgos, el bibliotecario ciego de “El nombre de la rosa”, ya no debe preocuparse porque «la risa acaba con el miedo. Sin miedo no hay fe. Porque sin miedo al diablo, no se necesita a Dios» Nuestra comedia cinematográfica ya no trasgrede sino que acata, ofrece únicamente fórmulas de aceptación y si un día ofrecía molestas críticas sociales disfrazadas de “películas de risas” como “Plácido”, “El cochecito”, “El extraño viaje”, “El verdugo”, etc. ahora cumplen un papel completamente diferente y decepcionante) se inocula una ideología muy obvia de los ideales del capitalismo: decenas de programas en los que el valor monetario de los objetos es el leitmotiv, protagonizados por remedos de los mercaderes del templo; asesinatos truculentos, malas relaciones entre vecinos, series policíacas (para mayor glorias de los perros guardianes del sistema) y mucha violencia que nos remiten a la inevitable condición de víctimas. Imposibilidad de habitar un mundo sin la aceptación de esa violencia, una espiral insana que sirve de modelo. Documentales en los que el pasado es una herida sin sanar: 2ª Guerra Mundial, nazis (la estrella de la programación) la amenaza totalitaria aplastada por el sueño estadounidense y su Nuevo Orden mundial. Tiburones; siempre la amenaza que nos espera con toda seguridad si osamos cruzar los límites marcados de nuestra "zona de confort". Ni siquiera hemos sido capaces de dar origen a nuestra propia especie o civilización; obviamente fueron alienígenas, a tenor de los muchos documentales (otra estrella de la programación) que así lo atestiguan. El entretenimiento por la angustia.


El Verdugo (1963) de Luis García Berlanga

Es bochornoso cómo la publicidad utiliza sin pudor causas de solidaridad y supuesta igualdad para vender sus productos. Si antaño eran hombres los protagonistas de la publicidad, ahora lo son las mujeres. Antes de le vendía al hombre los artículos de su condición: coches, maquinillas de afeitar o botellas de coñac. Muchos, de hecho, recordaremos cierta publicidad de marcado carácter machista que colocaba a la mujer en un estatus de mero objeto al capricho al servicio de ese hombre. Hoy la publicidad se ha vuelto feminista. Lo hace por mero interés, claro. Hoy los protagonistas de sus anuncios publicitarios son mujeres capaces y empoderadas, bellas, confiadas, seguras, inteligentes, integradas, sabias, solidarias, a la última, enteradas, siempre con una respuesta o una solución... Pero a veces también soberbias, tiranas y caprichosas para con sus maridos o parejas, retratados habitualmente como hombres mediocres, torpes, superados, abnegados, transigentes, tipos que aceptan la superior humanidad de sus parejas femeninas y tragan como pueden con sus mediocres papeles de mero partenaire. Quizás, con suerte, si el hombre es bello será tratado como objeto de deseo por parte de las protagonistas femeninas de estos espacios publicitarios. Fórmulas viejas para mierdas viejas que parecen cosas nuevas y chachis. ¡Venga, afloja la mosca!. Apenas vemos mujeres en la cocina sino es a condición de "darse un homenaje" -es él quien friega, ella quien repara y se muestra segura ante su torpe esposo a quien permite que viva la vida junto a ella, diosa o semidiosa-. 


Siempre nos quedará Nico, Terry o la Heroína. 

La publicidad en televisión ha convertido el tiempo en un campo de batalla donde desplegar sus estandartes. Desde sus espacios publicitarios se nos incita: "nunca te pares", "no te detengas". Mensajes para permanecer activos, para ser útiles tanto como consumidores como productores de un sistema que nos agota y nos fuerza. Nos convertimos en muertos vivientes, como los zombis, no paramos, siempre avanzamos y estamos activos. La publicidad, por supuesto. Desde su propio límite temporal comprimen en treinta segundos a ritmo frenético todo un ideal de vida neo liberal. Y el cine, claro. La industria cinematográfica nos bombardea con innumerables títulos de acción. Perder el tiempo, no hacer nada, contemplar un punto en la pared durante largo rato son actividades subversivas. 

La publicidad en televisión exhibe un tipo muy concreto de “inteligencia”, la inteligencia del consumidor que sabe elegir bien sus productos. Es como si pusieran una barrera entre sí y el mundo o la vida y todo se pudiera explicar en el estrecho espacio abierto entre esa barrera y sus experiencias. Experiencia no es únicamente lo que se vive sino lo que se vive más lo que se aprende de lo vivido. Así nos encontramos con muchas personas que han vivido mucho pero que no han aprendido nada, no han hecho experiencia de los acontecimientos. Sin embargo, en los espacios publicitarios de la vida ideal a la que podemos acceder a través de la adquisición de materiales esa experiencia se adquiere en base a ese saber comprar. Lo peor de todo es que ese comportamiento crea tendencia y es capaz de erigirse como modelo de comportamiento, un estereotipo emocional. heycar, una compañía de coches de ocasión, va más allá. La firma emplea la figura de Isaac Newton, quien comprueba que alguien ha sido más inteligente que él al comprar su coche seminuevo en lugar de gastarse un dineral. Así, en el anuncio podemos ver dos coches que están parados en un semáforo. Uno de ellos lo conduce Newton, que al principio se muestra altivo y orgulloso por su obra. Después, Newton se da cuenta de su necedad al haber comprado más caro que el otro tipo, quien probablemente esté capacitado para refutar la ley de gravitación universal del científico y alquimista.

Según Aftershare, compañía de publicidad encargada del anuncio: "Isaac Newton es uno de los científicos más brillantes de la historia y autor de la ley de gravitación universal. Sin embargo, si apareciera de repente por arte de magia en pleno siglo XXI, tendría que adaptarse a los avances de la tecnología y a la nueva realidad. Ese es el punto de partida de la nueva campaña de heycar."


Isaac Newton por Godfrey Kneller

Según mi propia opinión, esto no es otra cosa que una muestra más de la progresiva banalización de los intereses de una sociedad sumida en la apariencia, lo superficial y el simulacro que ofrece el realismo capitalista como forma ideal de vida.

Por supuesto, la publicidad ha sabido igualmente integrar la pandemia de Covid 19 a su ideario del realismo capitalista desde sus espacios en televisión. Es su manera de combatirlo. Todo le sirve, material o metafísico; todo es susceptible de ser vendido. María Alcolea, profesora de periodismo de la UDIMA (Universidad a Distancia de Madrid) escribe en la página oficial de la universidad que "son muchas las marcas que no han sabido adaptarse al nuevo panorama que vive la sociedad. Sin embargo, hay otras que han sabido estar presentes a lo largo del confinamiento con unos anuncios extraordinarios y lo han hecho de una manera triunfal, llegando directamente a las emociones y al corazón de la mayoría de los españoles". Después, María Alcolea hace una relación de anuncios publicitarios comprometidos con ese "nuevo panorama" de marcas que "han sabido adaptarse" y haciéndolo además de "una manera triunfal". Los comentarios a todos estos spots publicitarios no tienen desperdicio: 

Bankinter. El banco que ve el dinero como lo ves tú. Sin duda uno de los mejores anuncios de todos los tiempos y que no deja indiferente a nadie. Con una canción que se ha convertido en un himno contra el coronavirus y una historia—la de todos—a través del los billetes del mundo, consigue erizarnos la piel con tan solo verlo aparecer en pantalla. El spot tiene como objetivo presentar las medidas que ha habilitado el banco para ayudar a sus clientes con los daños provocados por el COVID-19 y lo hace de manera majestuosa a través del simbolismo de la humanización de dinero como insight principal. Conseguir que una entidad como un banco llegue al corazón de las personas a través de un viaje por todos los billetes del mundo y con una canción que revela que “Volverán esos momentos” hacen de Bankinter el banco de referencia en estos momentos. 

La canción tiene la siguiente letra: 

Dicen que al mal tiempo buena cara que has salido de peores, pero el dinero es cobarde y contagia sus temores. 

El dinero no es dinero, el dinero es el esfuerzo, lo difícil que es ganarlo y lo sencillo que es perderlo.

Esto pasará seguro, este no es nuestro destino. Lo importante aquí es que nadie se quede por el camino.

Y volverán esos momentos de las cosas cotidianas; una cena con amigos, un beso cada mañana.

De gastarlo en cosas simples que parecen muy complejas; cumpleaños infantiles, sonrisas de oreja a oreja.

Vacaciones en la playa con verbenas en las plazas y brindar por esos días que nos quedamos en casa.

Una ejecución perfecta ofreciendo ayudas e iniciativas a los desfavorecidos por el coronavirus, una letra inmejorable y una voz única hacen que este anuncio sea inolvidable.

Agencia: Havas y Sioux meet Cyranos.

Campofrío. Mensaje al enemigo.

El grupo de alimentación Campofrío recupera uno de sus anuncios más icónicos y bonitos de los últimos tiempos y devuelve a Gila ese poder de hacernos reír y emocionarnos en momentos tan difíciles como este recurriendo al precioso canon de Pachelbel de fondo. Se trata de un spot que comienza con uno de los vídeos míticos de Miguel Gila y empieza con la pregunta ¿es el enemigo? ¿Ustedes podrían parar la guerra un momento?”.

El símil que pretende hacer la marca es “parar la guerra contra el coronavirus”. Para ello, describe en el spot algunos de los hábitos (que se han convertido en el día a día de los españoles) a causa del confinamiento alegando que “tenemos mucho que hacer”, y hace referencia a las videollamadas que están haciendo todas las familias y amigos, los memes en las redes sociales, los gestos de ayuda y amabilidad de los vecinos con la compra, hacer la comida para nuestros mayores y los que—sin descanso— están trabajando para protegernos a los demás.


Gila - EL MAESTRO

Por último, Campofrío nombra su filosofía de marca muy acorde a la cultura española “Esta guerra la vamos a ganar. Que nada ni nadie nos quite nuestra manera de disfrutar de la vida” y nos da esa esperanza que todos necesitamos con el toque de humor que caracteriza al protagonista.

Agencia: Mccann Worldgroup España

Atresmedia. Somos un gran país.

Somos un gran país, con esta frase titula el grupo Atresmedia su nuevo spot. Un anuncio que hace un recorrido por La Sagrada Familia, la Alhambra de Granada, el Oceanográfic de Valencia o el Teatro Romano de Mérida entre otros lugares preciosos y que marca su punto álgido con la canción seleccionada “El sitio de mi recreo”.

Una canción que no deja indiferente a ningún español y que, tal y como comentó su autor Antonio Vega, "habla de los lugares donde uno se encuentra a gusto física y espiritualmente. Más que un lugar es un estado de consenso contigo mismo, un lugar no conflictivo”. Unos lugares que reflejan dónde nos gustaría estar ahora mismo y unas palabras que evidencian nuestros pensamientos y sentimientos más profundos. Un anuncio maravilloso que nos alienta a la esperanza con la frase “ya queda menos”.

Agencia: Atresmedia publicidad

Endesa. Que no nos falte la energía.

La empresa eléctrica muestra la luz de un faro bajo el lema QueNoNosFalteEnergía en su nuevo anuncio para enviar un mensaje de esperanza y sosiego a la sociedad. El spot dice lo siguiente:

“En estos tiempos difíciles hay millones de personas que se han volcado en ayudar a los demás. Profesores que siguen conectados a sus alumnos. Personas usando sus máquinas de coser para hacer mascarillas. Y miles de médicos y sanitarios cuidando de nosotros noche y día. Cada vez estamos más cerca, "que no nos falte la energía”.

Además, utiliza ese hashtag para recordar que la compañía no va a parar y va a seguir proveyéndonos de toda la energía que necesitamos para desarrollar las actividades en nuestro hogar pero también, este mensaje se lanza con un doble sentido, no solo dispondremos de la energía eléctrica que nos brinda la compañía, dispondremos de la energía para superar el coronavirus.

IKEA, tu casa tiene algo que decirte.

Ikea lo ha vuelto a hacer. La firma sueca sigue creando anuncios inolvidables con una carga emocional y racional impactántes a la vez que muestra una empatía abrumadora con la sociedad actual. Cada uno de sus spots consiguen transmitir ideas concretas y sueños alcanzables al enfocar cada uno de sus mensajes directamente a los clientes. La marca se preocupa por los intereses de sus clientes y por sus problemas e intenta inspirar confianza y calmar situaciones complicadas apelando a la compasión. Con esta campaña “Ahora más que nunca, nada como el hogar para amueblarnos la cabeza”, Ikea le da voz a nuestros hogares para agradecer a cada una de las personas el quedarse en casa.

El anuncio narra lo siguiente: “Hola, soy tu casa. Soy tu hogar. Sigo siendo el espacio donde han crecido tus hijos, donde has celebrado las buenas noticias y te has refugiado de las malas. Soy el lugar donde eres tú mismo. ¿Te acuerdas cuándo nos conocimos? Venga va. Siénteme. Huéleme. Disfrútame. ¡Podemos poner todo al revés! Quizás este es el momento de mover los muebles. O de amueblarnos la cabeza. Yo soy tu hogar y voy a estar para ti aguantando todo lo que venga”.

Lo hace de una forma tal sutil, desenfadada y cariñosa que nos transporta a todos esos buenos recuerdos haciendo sentir bienestar y nostalgia al mismo tiempo y nos hace ser conscientes de lo bien que estamos en casa y de la gran suerte que tenemos de poder estar protegidos en nuestros hogares. Desde luego, una cosa es segura y es que nunca nuestra casa hizo tanto por nosotros.

Agencia: McCann, Good Rebels e Ymedia.


Teatro Romano de Mérida por Víctor Flores

Mahou. Ahora más que nunca juntos para siempre.

Mahou en su línea ha publicado un vídeo muy emotivo para agradecer a los bares todo lo que han hecho por la sociedad. Con un escenario un tanto lúgubre y solitario pero insinuantemente agradable homenajea a aquellos bares que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida. Sí, esos bares que han escuchado las penas y las alegrías de cada uno de nosotros durante tantos años y lo hace con este texto:

Siempre hemos necesitado a los bares, pero esta vez ellos nos van a necesitar a nosotros. Porque siempre habéis estado ahí y volveréis a estar. Volveremos a ir a vuestra barra, a vuestra luz, a vuestras mesas, a vuestras cañas. Volveremos a ir a abrazarnos, tocarnos, a sentirnos. Escuchadnos bien: volveremos. No sé si mañana, pasado o cuando sea. Pero volveremos. Al final resulta que estar en nuestro bar, con nuestra gente, es estar en casa. Aunque esto ya lo sabíamos. Ahora, más que nunca, en Mahou trabajamos para volver a encontrarnos en nuestros bares. Ahora más que nunca JUNTOS PARA SIEMPRE.

Otra campaña exitosa de la marca cervecera que nos adentra a todos en aquellos recuerdos de juventud y de madurez vividos en bares y es que... como dijo Haruki Murakami “No había nada más relajante que aquello: comprar varias novedades en una librería, entrar en algún bar de la zona y pasar las páginas con una bebida en mano”.

Agencia: El Ruso de Rocky.


Haruki Murakami

Son las palabras y el pensamiento de una profesora de universidad. No es que este hecho le otorgue una mayor credibilidad a la hora de exponer sus opiniones, su pensamiento sobre una cuestión de tanto calado que incumbe a todos y que algunos aprovechan para sacar un rédito económico pero sí parece preocupante la exhibición de sentimentalismo y la falta de crítica ante las maniobras de la publicidad: "Sin duda uno de los mejores anuncios de todos los tiempos y que no deja indiferente a nadie. Con una canción que se ha convertido en un himno contra el coronavirus y una historia—la de todos—a través del los billetes del mundo, consigue erizarnos la piel con tan solo verlo aparecer en pantalla". La dimensión moral a la que hace referencia el texto del enlace de Tácticas de Choque está excluida de la crítica de las maniobras comerciales de estas marcas. De este modos, tales empresas se nos presentan como aliados o, peor aún, como guías en esta "guerra que vamos a ganar entre todos".

Aviador Dro - "Alas sobre el Mundo" - 1982 - LP - Incluye "La televisión es nutritiva"

Sin duda, como cantaban Aviador Dro en uno de sus primeros singles en los años ochenta, la televisión es nutritiva. Nos alimenta en base a un alimento paranoico de sentimentalismo, repetición y crispación en dosis que varían según las necesidades. La televisión es una máquina que sustituye una realidad por otra: "La televisión usa una velocidad de 50 o 60 hz, los monitores de computadora funcionan a una velocidad de alrededor de 100 hz y las pantallas LCD modernas a 200 hz. La tecnología abraza la velocidad y, al hacerlo, refuerza la ilusión de un flujo único e impecable de imágenes, una pared impenetrable e impecable. ¿Una ilusión tan real que suplanta a la realidad?" nos dice el artista británico Mark Titchner. Ciencia y sensiblería, directos a la emoción. ¿Quién podría estar en contra de una campaña contra el hambre en África u otra contra el cáncer? ¿Cómo estar en contra de combatir "entre todos" los efectos del Covid-19, a pesar de que sean las clases más desfavorecidas quienes tienen que lidiar con las multitudes, al desplazarse en transportes urbanos abarrotados, por ejemplo, diariamente quienes están más expuestos a los contagios y sus consecuencias? Quizás si uno se sensibiliza al escuchar la canción de Mahou ("Otro modo de vida es posible") o la de Bankinter o las de la profesora que enseña las normas anti Covid-19 a sus pequeños alumnos mientras llama "héroes" a sanitarios y policías (¿en serio la policía?) y, sobre todo, consume sus productos, estará a salvo del contagio, no perderá su empleo y su vida será pertinente en esta "nueva realidad" (¿O era "Nueva Realidad"?). Por mi parte, siento un escalofrío cada vez que escucho tales canciones. Será que soy un ser insensible.

Afortunadamente quedan voces críticas como las de Tácticas de Choque o la del escritor malagueño Juan Francisco Ferré, quien nos recuerda en su columna que: "Esta pandemia ha matado a mucha gente. Y ha matado también el sentido crítico. Ha anulado la inteligencia de analizar y discutir. La pandemia ha impuesto la exigencia ciega y el mandato colectivo como argumento de autoridad moral. La gente se ha convencido de que usar las facultades intelectuales conduce al error. Que la inteligencia traiciona al corazón, es decir, los sentimientos y las emociones, y, en las circunstancias actuales, deben gobernar los dictados del corazón, ese tirano cursi de una realidad que se ha vuelto un desafío diario.


Tácticas de Choque

Otro mal de nuestra época se llama amnesia histórica y la memoria sentimental es, al parecer, la vacuna infalible. Tiene gracia. De modo que los mismos que pretenden olvidar a toda prisa a los muertos de la pandemia arden por conocer con exactitud científica no solo el número, sino la identidad y localización de los muertos republicanos de la guerra civil. No veo nada malo en lo segundo, pero la ironía de lo primero me parece escandalosa. En este contexto, ciertos canales televisivos han encontrado su razón de existir en satisfacer la demanda de convicción de los espectadores. Garantizarles que no es necesario pensar por su cuenta, ni criticar, ni cuestionar. Basta con creer en los dogmas de fe que se les administran a través de la pantalla y les consuelan de los sinsabores de este tiempo desabrido. Es una innovación mediática. Uno enciende la televisión y conecta con el canal favorito para recibir la dosis indispensable de credulidad ideológica con que seguir viviendo sin desengaño.

Muchos creen que la inteligencia emocional consiste en tirar la inteligencia a la basura y conservar las emociones y los sentimientos como único criterio de juicio. Si se produce la conexión emocional, la cosa funciona y, si no, el mecanismo falla. Este es el mundo inestable donde nuestros gobernantes han aprendido a moverse como estrategas, más preocupados por las reacciones y opiniones de los electores que por tomar decisiones eficaces que resuelvan problemas y mejoren las condiciones de vida. Me siento ingenuo diciendo esto. Será que estoy releyendo a Milan Kundera, más actual ahora que nunca. Como si lo que describen sus novelas con lucidez, la experiencia totalitaria y sus terribles secuelas para la vida y la inteligencia, se repitiera aquí y ahora de un modo irónico, bajo el imperio del kitsch democrático. La lucha humana contra el poder, decía Kundera, es la lucha de la memoria contra el olvido. En 1936 y en 2020. No lo olvidemos".


Que duda cabe que el formato breve de la publicidad, el contenido sin introducción, directo al asunto, es una influencia directa de los reels de Instagram o de la red social Tik Tok y similares donde los usuarios comparten vídeos de entre quince y sesenta segundos donde ellos mismos suelen ser los protagonistas. El escritor británico JG Ballard ya intuyó esta tendencia, creyó que llegaría un día en el cual el común ciudadano haría de su vida una película, una serie televisada por capítulos. No sé equivocó demasiado.

La programación de cine en la pequeña pantalla responde igualmente a esos parámetros de inoculación de ideología de los que hablaba más arriba, sobre todo en el cine de acción. En cuyas películas, por ejemplo, suele aparecer un personaje, casi siempre secundario, que se sacrifica por los demás, entregando su vida en acciones muchas veces inútiles para que la "misión" de los necesarios héroes sea cumplida o el poco sentimiento que muestran muchos personajes ante la muerte, casi siempre violenta, de sus seres queridos. Enseguida olvidan la pérdida y se dedican a lo suyo, por lo general matar a otras personas. En ocasiones, estos personajes muestran mayor sentimiento por la pérdida de una mascota. La insistencia con que se repiten estas acciones/escenas es sintomático de una ideología detrás. La entrega a una causa sin preguntas y la creencia de que la violencia extrema es la única posibilidad para resolver conflictos (te conviertes en víctima o te conviertes en victimario, no parece haber alternativa. En todo caso, serás espectador o testigo directo de esa violencia).

La predominancia de la industria cinematográfica y de televisión estadounidense es apabullante. Películas y series lo inundan todo, pero esto es algo sabido, nada novedoso. Antaño ver producciones francesas, suecas, finlandesas, japonesas, rusas o armenias y etcétera significaba acercarse a otro modo de hacer cine y explicar las experiencias vitales y creativas, de experimentar otras sensibilidades ajenas a la imperante estadounidense y su ideología imperialista y unitaria. Incluso Gran Bretaña creaba productos con puro sabor autóctono, otra luz y otro lenguaje artístico.
Era francamente difícil ver el cine de Tarkovski, Kaurismaki, Bergman, Kurosawa, Parajanov o Herzog en televisión, un medio reservado casi en exclusividad para los productos nacionales y estadounidenses, como si este fuera un canal de transmisión del pensamiento ideal, necesario. No digamos ya series.


O el Imperio de los Sentidos [愛のコリーダ ] de Nagasa Ôshima

Hoy, con la proliferación de canales digitales, no es complicado ver producciones coreanas, japonesas, chinas, rusas, alemanas, francesas... En realidad da igual, no hay apenas diferencia con el modo de hacer y transmitir estadounidense, un modo de crear, en su mayor parte de distribución masiva, infantiloide que trata al espectador como si sufriera algún tipo de severa tara cognitiva o fuera oligofrénico, condenándolo a ser un mero receptor de una espectacularidad vana. Puro fuego de artificio y artillería pesada al mejor servicio de ese "sueño americano" que nos librara del yugo totalitario (ciñéndonos otro nuevo) impuesto al planeta merced a sus victorias dentro de su guerra global desarrollada en todos los frentes: bélico, económico, social, propagandístico...

Se trata de lo que en antropología se conoce como aculturación, el proceso de recepción de otra cultura y de adaptación a ella, en especial con pérdida de la cultura propia. Adaptación traumática en un principio, aunque parece ser que nosotros la aceptamos con la alegría y el amor de quien padece síndrome de Estocolmo. La aculturación es un proceso que identificamos con culturas primitivas o desaparecidas pero que experimentamos en nuestro presente, aunque parece que no somos capaces de reconocerlo. Es presente, aunque no es nuevo, comenzó hace décadas, cuando la industria del entretenimiento se confundió con la cultura. Tampoco es privativo de las artes visuales, la música popular ya lo ha sufrido universalmente.

Pero volvamos al drama de la comedia. En España tenemos nuestras propias versiones. Series como "Los Serrano", "Aquí no hay quien viva", "La que se avecina" o "Aída" son análogas pero mucho más toscas, necias y groseras, dadaístas... pura patafísica. Exhibición de atrocidades y metafísica de la absurda querencia española por lo goyesco y lo solanesco, la exploración quirúrgica en busca de nuestra esencia bufa y orgullosa de serlo. En estas series las personas se denigran a sí mismas mientras que el ideal exhibido en el escaparate es una burda sombra reptante de dientes cariados que espera transformase en cisne y entonces convertirse en tronista o pretendiente de "MYHYV" o concursante de “MasterChef”. "Sálvame" como transmisor de conductas: grite usted, críspese, discuta... da igual el asunto o si tiene usted razón, aúlle. 


TV Family

Tengo una imagen terrorífica muy clara de mi padre anciano cuando iba a visitarle a casa de su novia anciana con ambos dos sentados en el sofá de la sala de estar minúscula, con la tele a todo volumen viendo "Sálvame" o su equivalente de entonces, envueltos los dos en ese líquido amniótico o membrana catódica, en silencio, atrapados, envueltos por la hipnosis. Era difícil sacarles del trance, daba la impresión de que habían renunciado a cualquier estímulo cognitivo que no fuera el de la inmersión en el abismo del ruido y la negación.

Otra cosa verdaderamente inquietante de la programación televisiva (programación, que curioso concepto. O no tanto, programar conlleva la intención de desarrollar una sucesión de acontecimientos con una intención) es su obcecada repetición de espacios. Como de tiempo detenido o circular, imposible de escapar de él, como el astronauta en el horizonte de sucesos esperando ser absorbido por el amenazante agujero negro.

Series como las citadas o "Los Simpsons" ayudan a crear la sensación antes descrita de tiempo detenido e imposibilidad de escape, la paralización conceptual, la cancelación del futuro o la imaginación de él y el haber llegado a un punto muerto creativo cuyos movimientos estaban anticipados, rastreados de antemano, servidos en bucle hasta conseguir una sensación centrípeta que solo puede disolverse en la imitación y la nausea, lo absurdo de la existencia, el mundo como algo absurdo, el descenso en picado y veloz hacia el pesimismo de quien no es consciente de que no hay salida, hacia una oscuridad que se vuelve inevitable y la apatía que siente hacia la realidad que le toca vivir, y de que el resultado final es de todo menos placentero.

ULTRAMARINOS - PARROQUIA 13 - BELTZA EXPERIENCE - BAZTAN - MALERREKA - MUSIC - MUSICA - BROCANTE - GASTRONOMIA

Los Simpsons TV SpACE

Me quedo dormido mientras en la televisión la cadena Dark pasa por enésima vez la película surcoreana “Host”. En el duermevela me repito el mismo gorigori: ¿Es real el monstruo de la película? O sea, no me pregunto si la criatura está viva y habita algún riachuelo del mundo sino que más allá de haber sido creado en unos estudios de efectos especiales y aparecer en una película exhibida internacionalmente éste acto haya podido trastornar la dicotomía real-irreal y su existencia sea efectiva en algún punto intermedio donde esas categorías no existan y de paso ponga en entredicho el binomio artificial (humano) natural (no humano). Aunque bien mirado, lo natural engendró lo humano, que a su vez creó lo artificial que distingue lo humano creado a su vez por lo natural... Un bucle sin fin.

Al despertar, Dark está pasando la película italiana “You die: get the app, then die” que trata sobre la posibilidad de integrarse o ser integrado en realidades otras, ominosas y siniestras. Una actualización del mítico viaje al mundo de los muertos explicado a través de iconografía posmoderna y ambientes góticos urbanos que remiten directamente a la ambientación gótica urbana del “Come to daddy” de Aphex Twin y Chris Cunningham.

"Te atrapan cuando estás dormido. Al principio pensé que estaba loco, pero luego recordé que pasamos la mitad de nuestras vidas durmiendo".

The Body Snatchers- Abel Ferrara.

Me gustan las películas tipo "Ladrones de cuerpos", "Hidden", "They Live" o "Invasión", ese subgénero del cine de terror o ciencia ficción, la idea de que poco a poco los seres humanos ven cómo un organismo extraño a él pero más poderoso lo toma y le fuerza cambiando su esencia, su libre albedrío. En "Invasión" (una película bastante previsible y olvidable, por otra parte), el virus que se apodera de los cuerpos transformándolos se hace manifiesto cuando el huésped se duerme y llega a la fase REM, entonces no hay vuelta atrás, se completa la mutación.

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La Invasión de los Ultracuerpos de Don Siegel 

Justo ayer pasaban la película por algún canal de TV y justo en el momento en que explicaban ese proceso, yo me estaba quedando dormido. Escuchaba lo que decía alguien sobre esa circunstancia y yo la estaba haciendo mía en mi proceso de duermevela previo a caer en el sueño y entonces mi consciencia alterada me hizo recordar la teoría del lenguaje como virus llegado del espacio exterior de William Burroughs e imaginé ese virus burroughsiano tomando cuerpos humanos primitivos, induciéndolos al sueño y transformándolos durante esa fase REM, mutando sus mentes, infectándoles para siempre porque, al fin y al cabo "pasamos la mitad de nuestras vidas durmiendo". Al instante, el que se quedó dormido fui yo.

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William Burroughs Army

Es posible que en realidad pasemos mucho más de la mitad de nuestras vidas durmiendo. Es posible que la totalidad de nuestras vidas sea solo un sueño inducido por esos organismos extraños pero más poderosos que nos inoculan su virus forzándonos y cambiando nuestra esencia, nuestro libre albedrío. Entonces, aquello que llamamos "personalidad", "yo", sería una ilusión impuesta o una imposición a secas y nosotros una sucesión de mentes colmena, huéspedes, que toman partido y alimentan ideas que incluso vayan en contra de nuestros propios intereses tal y como haría el caracol infectado por el parásito Leucochloridium Paradoxum que controla su mente.

En cierto modo, no necesitamos esas entidades alienígenas o parásitos que te vuelvan zombie para cerciorarnos de esta realidad: nosotros mismos nos entregamos al sueño y a la renuncia de ese libre albedrío convencidos de que se esa decisión de renuncia es precisamente la confirmación de nuestra libertad de elección. El pensamiento como carcelero o vigilante del pensamiento. El pensamiento decidido a perder.

Otro de mis subgéneros favoritos es el de las "colonias", las comunidades cerradas (una urbanización en los suburbios o similar) donde el intruso, el diferente, termina por mirar dentro y tener que echar a correr por su vida porque descubre que otra "mente colmena" o "pensamiento único" acecha su propia vida o seguridad y amenaza con cambiar su esencia, su personalidad, su pensamiento supuestamente libre. Por supuesto, este subgénero tiene mucho que ver con el anterior. Tiene que ver con la sospecha de que algo ominoso y oscuro amenaza al borde mismo de lo nos es permitido pensar siquiera con engullirnos en su agujero negro de esquizofrenia y psicopatía. Y, no obstante, no nos cansamos de comprobar cuantísimas personas se adhiere a la "colonia" de sumo gusto.

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Ataque al Bloque - Chicos de Barrio contra Alienígenas 

Y, sí, algunos de ellos son tus propios amigos.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Londres, Meghan Markle, esa víctima del sistema que subvenciona su modo de vida, hace suyo el discurso victimista de cierto feminismo y se queja amargamente ante las cámaras de televisión de que después de tantos años de lucha por hacer oír la voz de las mujeres la suya haya sido silenciada.

A primera hora de la mañana entro a un bar a tomar un café, Ana Rosa Quintana me saluda desde su púlpito en la pantalla de televisión. Suelta un speech donde celebra el Día Internacional de la Mujer y exige "a los hombres" -así, en abstracto- que igualen los derechos de las mujeres. 

Ambas dos, Markle y Quintana, olvidan su posición de personas privilegiadas dentro del sistema que procura su modo de vida y su presencia en los medios de comunicación y en la vida de tantas otras personas. Por ende, comparan su condición de mujer con la situación de otros millones de mujeres en el planeta que no pertenecen a esa clase privilegiada y que sí sufren las consecuencias de su género y de un sistema global corrupto y brutal al que otras mujeres contribuyen de modo tan cruel como los hombres que lo procuran y alimentan.

Igualmente, estas dos personas alimentan el deseo del sistema de una guerra de sexos, la cual le interesa mucho más que una guerra de clases. Seguimos mordiendo el anzuelo y cada día con más fuerza, bien profundo hasta la garganta.

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La televisión es nutritiva.

Hace unos meses me preguntaba: "¿Qué ocurre con lo inmaterial? ¿Adónde van a parar todos aquellos pensamientos basura que producimos en cantidades ingentes cada segundo, cada día, durante generaciones?

Quizás se amontonen igualmente en vertederos metafísicos, gigantescos, como montañas más altas que las más altas montañas del Himalaya. Quizás algún día estos vertederos de pensamientos basura colapsen y se derrumben sobre las ciudades, los continentes. Sería un espectáculo digno de un Dante o de un Bosco. Quizás su imaginación se quedara corta, muy corta."

Hoy tengo claro que esos pensamientos basura, esos residuos psíquicos se almacenan en Telecinco, donde son reciclados y vueltos a emitir en forma de cañonazos de mierda metafísica que alimenta a una audiencia menos que mediocre. Es una retroalimentación donde la carroña sirve de intermediario.

Por supuesto, Telecinco ha encontrado un filón, su filosofía es la crispación y el enfrentamiento, la tergiversación y la representación. Todos sus programa estrella se basan en esta crispación y el enfrentamiento: “MYHYV”, “Sálvame”, “Sábado Deluxe”, “Gran Hermano”, “Supervivientes”, “La Isla de las Tentaciones”... da igual, lo que importa es crear enemistades, desavenencias, hostilidades, antagonismos a través de los cuales el espectador se identifique con una u otra facción o incluso a veces con una y luego con otra y se vea atrapado en un juego estúpido con el interés de una mota de polvo, artificial, un ritual de la estulticia cuyo único fin es crear más estulticia con la que seguir alimentándose. Obviamente el espectador no sale indemne de este bombardeo de imbecilidad: el más débil de ellos, aquel o aquella incapaz de la menor crítica ante lo que ve/escucha repetirá ese modo de comportamiento y de relacionarse en con los demás en su vida más allá del aparato de televisión.

Decía JG Ballard que en un futuro no muy lejano cada persona sería protagonista de su propia serie de televisión o reality show que ofrecería a una audiencia que igualmente sería protagonista de su propia serie de televisión o reality show donde lo que se exhibe es la propia vida de cada persona. Ya está aquí ese futuro, en redes sociales muchos de nosotros exhibimos pedazos de nuestras vidas sin el menor pudor, muchos incluso creamos personajes.

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JG Ballard

La televisión, en este caso Telecinco, no puede ofrecer millones de series o reality shows de cada uno de nosotros. Lo que hace es elegir a unos pocos para que nos representen a todos.

Por supuesto, han de ser personas manejables, útiles, personas que sirvan al medio, que se sirvan de él, que se establezca una simbiosis. Para ello no hay nada mejor que personas que no hayan conocido otra cosa que la vida en el medio. Kiko Rivera y Rocío Carrasco son dos candidatos inmejorables: hijos de folklóricas antaño famosas, torero y boxeador, padres perfectos ejemplos de la España más oscura y solanesca, la España de "La Marrana" y el tocomocho. la grima y la pus metafísica.

Ambos dos han crecido con una cámara de televisión como sombra, sus vidas se han convertido en las vidas de un doppelgänger más que en sus propias vidas, las cuales no pueden entender sin el reflejo en el espejo deformante de lo mediático. Ambos dos parecen tener serios problemas de adicciones o desequilibrios psicológicos. Ambos dos no parecen mostrar el menor pudor en airear sus relaciones familiares disfuncionales y las conexiones difusas entre lo creado artificialmente por el medio donde se han visualizado esas relaciones y la realidad de "fuera" de un plató de televisión o la de la cámara apagada.

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Las Rocío - Carrasco y Jurado

Rocío Carrasco está siendo ahora mismo protagonista de una docuserie donde habla de la relación con su ex marido Antonio David Flores, otro individuo que ha pasado más de la mitad de su vida atrapado por una cámara de televisión. El título de esa docuserie es demoledor: "Rocío, contar la verdad para seguir viva". El nombre de pila de la protagonista para crear cercanía (se dice que cuando una persona es secuestrada o se encuentra en trance de sufrir violencia extrema es necesario decir tu nombre para que el victimario sepa que trata con una persona y no lo despersonalice). Después la acción de contar y nada menos que la verdad, el testimonio como garante de una verdad que no se debe discutir, no va a ser discutida. Por último se señala el peligro del que Rocío debe ser salvada: el de muerte, nada menos.

El juicio paralelo que ha organizado Telecinco es pornográfico en el sentido de que lo exhibido es tratado como mercadería, mercancía, cosificado. Tanto Rocío Carrasco, exhibida como la víctima cuyo testimonio, su verdad, no puede ser puesta en duda (los escasos contertulios no que se atreven a dudar de la veracidad de su relato sino de recordar la presunción de inocencia son llamados al orden e invitados a "empatizar" con la protagonista) como su ex marido, victimario, maltratador pluscuamperfecto, un villano con poderes extraordinarios en realidad.

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Psychic TV - De lo mejor del Siglo XX

Cualquier cosa dicha es utilizada en contra del no ya supuesto maltratador sino del monstruo manipulador, cruel y ladino que ha destruido la vida de esta mujer. Que los hijos en común prefieren la compañía del padre y no tienen relación con la madre: el padre los ha manipulado; que ciertas personas con relación con la familia antaño recelaban de este pero ahora le apoyan: efectivamente, han sido manipulados. Cualquier cosa que no favorezca a la protagonista de exhibición de atrocidades es manipulación de la mente enferma y terrible del ex marido, y si esto no es suficiente, es que ella "se encontraba mal" (por culpa de él, obviamente) Él, claro, no podía encontrarse mal, da la sensación de que ese malestar en la relación, la vida privada o la cotidianeidad que trae decepciones o frustración está prohibido para los hombres y privativa de mujeres; claramente las mujeres son más sensibles y otros estereotipos emocionales que funcionan más mal que bien porque todos somos mucho más complejos que lo parece a primera vista y nuestras relaciones tienen muchos más nudos y capas y subtextos que lo que nos gustaría y que hacen que todo se desarrolle en una gama de grises y pocas veces en el simple blanco y negro. A Telecinco todo esto le da exactamente igual, no duda en forzar una reacción emocional en su audiencia y en una militancia que los encadene delante del altar de la televisión, aparato emisor de verdaderos lavados de cerebros. Me resulta muy inquietante que los propios maestros de ceremonias que se encargan de la emisión del ritual desde los púlpitos de sus platós lleguen a comulgar con el simulacro, lo creen a pues juntillas. Supongo que esto es un acto reflejo viejo como el tiempo: creerse los cuentos que pensamos que nos hacen y nos procuran trascendencia por mucho que defendamos causas ignominiosas. La capacidad de autoconvencimiento del ser humano es asombrosa. Lo peor de todo es que pasa el tiempo y cada vez más estamos siendo educados por estos conceptos. La población mayor, una grandísima parte de la audiencia de Tele5, ha sido abducida por la emisión de esta basura psíquica, como si les hubieran arrancado de cuajo todos sus recuerdos o convicciones o capacidad de ver o reaccionar ante otra cosa que no sea el alarido que escapa de la televisión y ensordece el pensamiento propio. Aún recuerdo a mi propio padre junto a su novia octogenaria delante de la televisión a todo volumen con los aullidos de algunos de los programas de la cadena envueltos en el líquido amniótico del brillo de su luz, en silencio, siendo llevados a algún otro lugar ciertamente abisal.

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20.000 Leguas de Viaje Submarino - La mejor aventura abisal 

Hace años ocurrió un terrible caso en las Islas Canarias del que Telecinco, a través del Programa de Ana Rosa, se hizo eco y lo cubrió de manera exhaustiva. Una niña pequeña fue raptada en un parque mientras estaba al cargo de su padre divorciado. El padre aseguró que la niña desapareció en el breve instante en que dejó de prestarle atención, apenas unos segundos, los suficientes para no volver a ver a su hija. La policía no creyó su versión y se le consideró el principal sospechoso de la desaparición de la niña. Fue encarcelado. En Telecinco comenzó entonces el juicio paralelo, para Ana Rosa y sus colaboradores igualmente reaccionarios ba había duda de la culpabilidad del padre, quien habría raptado a la niña, su propia hija, para hacer daño a la madre. Por supuesto el origen modesto del susodicho no ayudaba. Ya se sabe que la gente trabajadora o pobre es capaz de cualquier terrible crimen.

El padre no dejó de repetir que estaba destrozado por la desaparición y que él era inocente, que jamás podría hacerle daño. Para los justicieros de Ana Rosa Quintana era obvio que estaba mintiendo. No lo hacía, desgraciadamente la niña apareció muerta y poco después se dio con el verdadero culpable, un hombre con antecedentes pedófilos. No recuerdo que el programa o la cadena se disculparan por su actitud para con este hombre señalado y doblemente castigado con la muerte de su hija y ser acusado mediáticamente sin mayores pruebas que el deseo de carroña para su audiencia.

Quizás es que Ana Rosa estaba demasiado ocupada en su papel de justiciera, o voz de la conciencia de un país cuya moral se va por el sumidero. Quizás se crea una salvadora, como cuando durante el terremoto de Lorca en 2011, en plena conexión en directo, una señora afectada por el seísmo le gritaba a las cámaras de Telecinco "¡¡¡Ana Rosa, sálvanos!!!". "Lo intentaré" dijo ella.

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Coz - Mando a distancia 


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