Pocos atrevimientos iniciales a la altura del de estos chicos andaluces: llamarse Flamenco desde Sevilla, y haciendo lo que hacían. Un quinteto de airados peludos psicodélicos en la tierra de la ortodoxia del arte jondo. Auténtica serie B del rock sevillano, ninguneados habitualmente y ni siquiera reconocidos en sus más indiscutidos valores, hasta hace dos días poca gente se tomó en serio su explosivo modelo de fusión flamenco-psych-rock. Lo curioso es que no hace falta haber cambiado mucho de opinión básica sobre el grupo para que otros aspectos de la banda en los que sí que andaban ciertamente sobrados (descaro, jaleo y frikismo, en diabólica y esquinada propuesta de fusión) hayan crecido libres de ataduras de forma que, hoy, el único LP de Flamenco suene rotundo y glorioso. Tras el grupo se encontraban los hermanos Garrido, inagotables animadores de la escena local sevillana desde 1967, primero con Los Soñadores (con dos singles editados y en los que también militaba Tele, el futuro batería de Triana), y luego con Galaxia (con otros dos singles y un proyecto que ya coqueteaba claramente con la fusión psicodélica), hasta que en 1972, bajo la hermosa provocación de ese nombre, la producción ejecutiva de su manager Emilio Santamaría (el padre de la eurovisiva Massiel) y la producción musical de Carlos Montenegro, publicasen éste su único LP y cuatro singles más, todos incluidos en el álbum y cocinados pensando en las listas de ventas, a las que por cierto no llegaron ni por asomo. En una primera lectura, Flamenco pudo ser alineado junto a muchas de aquellas ligerezas de flamenco pop que cubrieron los años 70 (Payos, Gazpacho.) pero hoy no queda ninguna duda acerca de su singularidad, aunque en su día de poco les valiese que se atrevieran con textos de Lorca o unos tanguillos de Paco de Lucía en su intento por ascender a la primera división y buscar una respetabilidad a la que nunca accedieron. Hoy, este disco bastardo suena definitivamente de-mo-le-dor. Música exultante, hambrienta, tosca si se quiere, pero arrolladora. Nada que ver con el rigor purista con el que pocos años antes los pioneros Smash habían definido el género. Además, qué motivos había para no hacerlo ellos, si el grupo norteamericano Carmen estaba en esas mismas fechas editando en todo el mundo (incluido también España) su propia y desangelada ensalada flamenca-rock al uso. Pinchabas el disco y sobraban los argumentos. El grupo se desnudaba en el corte que abría el álbum, el desaforado 'Dímelo', en origen simplemente una rumbita pero aquí trascendida por diversos añadidos psicodélicos en perfecta connivencia con apropiaciones del Latin rock de Santana o del afro-rock de Osibisa. Un tema que casi es su definición y unas maneras extremas que en general recorren dichosas el álbum por ambas caras: 'Todo se va a acabar', 'Algo me va a pasar', 'Anda jaleo'. Guitarras, distorsión, órganos, fuzz, percusiones y la voz jonda del cantante invitando a entrar en la discothèque psychedelic del momento. Sólo un loco se atrevería hoy a subestimar a un grupo como éste, a unos músicos fundamentalmente lúdicos capaces de articular su personal propuesta a base de modestos platos combinados que, años atrás, para nada formaron parte en la dieta de la intelligentsia hispana de la escena rock meets flamenco, pero que hoy se alza gozosa para todo el que tenga orejas.
In the land of traditional flamenco, this five-piece from Seville combined in 1973 their musical heritage with psychedelic rock to produce a mighty flamenco rock fusion. Unappreciated at the time, this groundbreaking LP sounds today free of any ties and absolutely devastating.Heavy vinyl, limited edition of 1000, one pressing. Originally released in 1973.